lunes, 19 de septiembre de 2011

De Kora por Lhasa

En lo alto del palacio de Potala, sede del antiguo gobierno tibetano y lugar de entierro de los últimos 8 Dalai Lamas, ondea la bandera china en una clara muestra de desafío al pueblo tibetano, respaldada por una gran cantidad de policía y ejército, como no hemos visto en todos estos días en China, postrado en cada una de las esquinas del barrio tibetano y armado hasta los dientes con fusiles de asalto, cascos, escudos y protecciones de todo tipo, desfilando en sentido contrario al “Kora” (recorrido que se realiza alrededor de los lugares sagrados del budismo) en una clara posición intimidatoria, obligando a los peregrinos, que caminan a cientos, a retirarse a su paso, como si estos, armados con sus collares de cuentas y sus molinillos de oración, fueran a atacarles en cualquier momento.






La verdad es que a la llegada a Lhasa esto choca bastante, pero después de tres día aquí, y viendo la indiferencia que los tibetanos demuestran ante esta pavoneo del ejército chino, se convierte en parte de la rutina diaria de esta ciudad.
Esta rutina principalmente se basa en la realización diaria de los koras, tres en concreto:
- El primero recorre las calles aledañas al templo sagrado de Jokhang. Es el más concurrido y quizás el más vistoso para el extranjero. Transcurre por el centro de la ciudad vieja, por sus estrechas calles plagadas de puestos callejeros en los que venden todo tipo de recuerdos tibetanos así como artículos de rezo, y por el cual te ves obligado a pasar para ir a cualquier parte de la zona vieja. Una vez dentro del Kora te ves arrastrado como si se tratase de una marea, invitándote de alguna manera a formar parte del rito, acompañados de ciento de tibetanos, algunos locales de Lhasa y otros muchos venidos de todas partes vestidos con sus típicos trajes que los diferencian, haciendo girar sus molinillos al compás de sus oraciones, hasta encontrar el desvío apropiado y salir de la corriente. Toda persona que viene a Lhasa, inevitablemente forma parte de esta kora, incluidos nosotros.


- El segundo, recorre el perímetro del Palacio de Potala, lugar también sagrado. El Palacio, encaramado en lo alto de un cerro, preside la ciudad, con sus 13 pisos de altura y más de 1.000 habitaciones, la mayoría pequeñas capillas interiores y otras pocas habitaciones y lugares de recepción de los Dalai Lamas en su estancia en este palacio de invierno. Sagrado también porque se encuentran las tumbas de los Dalai lamas. La más impresionante de todas es la del 5º Dalai, enterrado en una estupa de oro puro, de más de 15 m de altura y unos 3.700 kg de peso, donado por todo el pueblo tibetano para honrar su memoria.


-El tercero, circunvala toda la antigua ciudad sagrada de Lhasa en un recorrido de más 12 km.
Los tibetanos realizan los tres a diario en un recorrido que les lleva más de 5 horas, gente de todas las edades, mayores muy mayores y niños muy niños, que según ellos dicen les ayudan a limpiar la mente y a mantenerse en forma. Unos los realizan simplemente andando y otros cada tres pasos hacen un rezo y se postran en el suelo, para cumplir así alguna promesa.

                   

La transformación de la ciudad desde la invasión china es clara  y estos hacen todo lo posible para que así sea, como se puede apreciar si uno se da una vuelta por las inmediaciones del Palacio de Potala, con su nuevo “Departament Store” con sus letras bien grandes en chino y sus luces de neón.
Lhasa se divide básicamente en dos partes, el barrio tibetano, lo que era la ciudad antigua y donde se concentra la mayoría de la población tibetana y que aún conserva ese ambiente de antaño, con ese olor característico a leche agria de yak a la entrada de sus templos, con un casco viejo muy bien conservado que te hace transportarte a otra época, y la extensa ciudad china, esta vez sin grandes rascacielos (cosa que se agradece) con ese aire de consumismo chino, donde viven casi 300.000 chinos venidos de todas partes y subvencionados por el gobierno para hacer del pueblo tibetano casi una minoría en su propia tierra.
Desprovistos de bandera, declarada ilegal, prohibida toda veneración a su actual líder religioso el 14º Dalai lama y con el ejercito en sus calles, los tibetanos intentan mantener sus costumbres luchando en la sombra contra la opresión china.








2 comentarios:

  1. todo bien????????????????,akabo de eskuchar una noticia,k no me ha gustado muxo..............
    jose

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  2. Ayer nació Diego Antonio, a las 13.45. Él y la mamá están muy bien Carmen loca de contenta. Seguid la cora y cuidaros. Un abrazo.

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