sábado, 1 de octubre de 2011

Langtang Valley

Para hacer un trek en Nepal los meses buenos son sep-octu y abr-may, donde ya ha pasado el Monzón, los cielos son más claro y las montañas se pueden ver en todo su esplendor. Esta es la norma general, pero este año la cosa no es así, el Monzón se ha retrasado y nos ha dado con su último coletazo en toda la cara.
El valle de Langtang se sitúa al norte de kathmandú, a unos interminables 80 km, cerca de la frontera con China, con uno de los accesos más peligrosos  y que el Monzón se ha ocupado de que siga siendo así.
Al final se han apuntado Cintia y Bart y es que con la tontería vamos a hacer más de 20 días juntos.
El primer día nos lleva entero de camino, mas de 12 horas para esos 80 km. Autobús local hasta Ramche.


                  


 Desde aquí nos vemos obligados a andar un par de km porque la carretera está machacada. Cogemos un camión, otra media hora (un poco apretados). Otro par de km andando por una pista aún peor y otro autobús que nos deja a más de media hora de Siabrubesi, porque hay desprendimientos en la carretera y no puede pasar. Es noche cerrada y está lloviendo fuerte, así que con paso ligero y con los pies bien empapados después de   intentar cruzar un río que pasa por la carretera, llegamos al pueblo donde al día siguiente empezaremos el trek.






Amanece nublado, no llueve y empezamos pronto a andar. Hasta llegar a lo alto del valle son unos tres días, superando más de 2.500 m de desnivel. Pronto se estropea el tiempo y empieza a llover. El valle cerrado remonta el río Langtang por un espeso bosque que hace de paraguas y evita que nos mojemos demasiado. De vez en cuando el tiempo da alguna tregua y hace la ascensión más llevadera. Por el camino distintas “plantas aromáticas”  nos deleitan con sus olores.






Después de siete horas de pateo y mil metros de desnivel llegamos al lodge donde pasaremos la primera noche. Hoy se ha podido ver poco, las nubes bajas han cortado mucho la visión, y no hemos visto mucho más que el suelo para intentar no resbalar.






El segundo día de caminata en la tónica del primero, un poco mejor  a primera hora  y según va pasando el día el tiempo va empeorando mas y mas. Hoy Bart esta pachucho, ha comido algo en Siabrubesi que no le ha sentado bien y la ascensión se hace más lenta.



Aparecen las primeras sanguijuelas que nos acompañan chupando un poco de sangre hasta que nos damos cuenta, pero con un poco de sal problema resuelto.



Después de otros mil metros de desnivel remontando el rio, llegamos al pueblo de Langtang bajo una intensa lluvia. Langtang está enclavado en lo alto del valle rodeado de montañas de más de 6.000 m, que aún no hemos podido ver por el mal tiempo.
En todo el valle no hay acceso rodado, la única forma de que lleguen aquí víveres y utensilios es mediante porteadores que realizan el mismo camino cargados como mulas y que hacen que según se va ascendiendo todo sea más caro.






Cae la noche y llueve más y más.
Por la mañana es imposible ponerse en marcha, mucho viento, jarrea más que nunca y el camino es impracticable.
En el lodge de Langtang nos acompañan, aparte de Bart y Cintia, una pareja de franceses, otra de ingleses dos americanas, un belga y una australiana, con los que nos hemos ido encontrando a lo largo del camino en muchas ocasiones, y con los que pasamos este día de espera como podemos a la vera de la estufa de leña que la familia tiene en el comedor, esperando a que el tiempo mejore.



Según va pasando el día, van llegando porteadores empapados que traen noticias: por arriba un río se ha desbordado y ha arrasado un puente que salvaba el río y por abajo ha habido algunas avalanchas de tierra que han caído encima del camino, así que ahí estamos todos con los mapas en mano intentando buscar inútilmente algunas opciones para el día siguiente.




Con la noche ya encima empieza a parar de llover y se abren los primeros claros que dejan ver algunas estrellas. A ver cómo amanece mañana!
Amanece totalmente despejado. Después de la tempestad, la calma. A las 7 ya estamos en marcha. Comenzamos el camino todos juntos por el peligro de avalancha y cuantos más seamos más ayuda en caso de algún imprevisto. Las vistas son increíbles un montón de montañas de más de 7.000 m con sus glaciares y sus cimas completamente nevadas van apareciendo según vamos avanzando y salvando los 500 m de desnivel que nos quedan hasta Gompa, el destino final. Hoy tan solo andaremos tres horas, el camino no está tan mal y el nivel de los ríos ha bajado bastante y logramos cruzarlos sin demasiada dificultad. El ánimo es otro, con sol todo es distinto y ahora estamos disfrutando de verdad.









Llegamos pronto a Gompa, pequeña población en un valle de altura con montañas y glaciares realmente cerca. Difícil imaginar la vida en estos sitios en pleno invierno.
Día tranquilo, disfrutando del sol con un café en la terraza y algún corto paseo por los alrededores con todo el grupo.
Hemos hecho equipo con los acompañantes del trek y los que antes eran americanos, franceses, ingleses y belga, ahora son Janet y Eiline, Claire y Sylvain, kody y Hayley, y Kimm.
El tiempo nos ha robado un día en este paraje y mañana emprenderemos la bajada.









Al día siguiente amanece igual de bueno, parece que el tiempo está cambiando definitivamente y que el Monzón por fin ha pasado. Apuramos las últimas vistas de las montañas y emprendemos la bajada, mas de 1.600 m hasta donde dormimos la primera noche con la preocupación de cómo estará el camino.







Llegamos pronto, la senda está igual que nos la encontramos días atrás con algún pequeño desprendimiento si mucha importancia. La bajada ha sido muy pronunciada y las rodillas duelen un poco. Las vistas son nuevas y lo que los primeros días era nada más que suelo hoy se ha convertido en bonitas vistas del valle y un precioso bosque sombrío.
Desde abajo van llegando nuevos viajeros que informan del estado del camino y de la carretera, y las noticias no son buenas, el camino de vuelta no está bien y la carretera en su parte alta impracticable, pero si han llegado hasta aquí seguro que también podremos bajar.
Así que otra vez todos los mapas fuera y a volver a barajar opciones, que siguen siendo pocas ya que sólo hay una alternativa y esta supone volver a ascender casi 2.000m y tardar tres días mas de lo previsto en llegar a kathmandú.









A primera hora de la mañana las noticias vuelven a cambiar y los primeros porteadores que suben, cuentan que el camino está mejor, tres días sin llover han hecho que la tierra se asiente, pero habrá que bajar con ojo.
Hoy también hace bueno, y podremos ver esta parte que el primer día nos perdimos. Otros mil metros para abajo, también todos juntos. La gente más o menos ha ido cambiando sus planes para no separarnos y hacer piña. Nosotros también. Desestimamos  visitar una zona por no quedarnos solos y así también podremos llegar a kathmandú un día antes y poder secar ropa que tenemos completamente calada.
La bajada es lenta, con cuidado cruzamos las zonas de avalanchas que en realidad parecen bastante estables, y llegamos de nuevo a Siabrubesi también hoy pronto.



La carretera hasta aquí sigue cortada así que mañana tendremos que coger el bus a 45’ del pueblo en una dura subida.
A las 5:30 a.m. todo el mundo desayunando por que el bus sale a las 7. La caminata que era de 45’ no es tal, la carretera está aún peor y el autobús no ha podido llegar tan abajo,  y se han convertido en casi dos horas. Llegamos tarde a eso de las 8, pero ahí está el autobús cambiando una rueda destrozada por otra en un estado no mucho mejor, con el techo abarrotado de nepalís.






 Por delante  casi otras 12 h de viaje con la carretera en no sabemos qué estado. El trayecto hasta Dunche a tan solo 6 km es realmente peligroso, el autobús va hasta los topes y no para de recoger lugareños en todas las curvas. La carretera está realmente mal y no hay  muchas ganas de sufrir. En Dunche el bus hace una larga parada para arreglar la rueda y aquí en primera estancia nos separamos del grupo. Decidimos adelantarnos al bus y echamos a andar mochilas en mano, para intentar ir ganando terreno y pasar a pie las zonas más complicadas.



Después de dos horas andando, llegamos a la vez que el bus, que esta vez viene aún con más gente (hoy solo hay un autobús a kathmandú), a una zona de parada obligatoria, ya que por aquí es imposible que pase con gente en su interior. Nos reencontramos de nuevo con el grupo. Lo han pasado mal, momentos de pánico en los que más de una vez casi vuelcan y se han visto todos obligados a bajarse más de tres veces para pasar esas zonas. Así que ya estamos casi todos otra vez juntos. Tras pasar una zona destrozada de la carretera todos los nepalís vuelven al bus y los guiris seguimos a pata, tenemos muchas cosas importantes como para dejarlas tiradas en una cuneta en Nepal. Los ingleses más valientes o más inconscientes continúan viaje con el autobús, ya nos veremos en Kathmandú, o no.
Tres horas más andando nos llevan, por fin, hasta la zona donde los autobuses que vienen de Kathmandú se dan la vuelta por la imposibilidad de pasar. Son más de las tres y aún nos quedan más de 60 km unas 5 horas de viaje, buena media. El grupo se ha reducido hasta 7. Intentamos coger otro autobús pero estos nos piden más del triple del precio por un billete que ya habíamos pagado, así que por consenso y orgullo continuamos bajando intentando conseguir algún transporte hasta la ciudad. Pasada una media hora aparece el bus que cogimos a primera hora de la mañana, que vimos con anterioridad atascado en una zona realmente complicada. Parece imposible que haya logrado atravesarla, de hecho es el único vehículo que la ha pasado, así que ahora sí, con la carretera en perfecto estado nos subimos de nuevo a nuestro bus y a eso de las 8 estamos en kathmandú.
Ha sido un trek complicado, que nos ha dejado  buenos recuerdos y experiencias. Esa misma noche, hartos de comer tanta patata, pasta y chowmein en el trek, quedamos, lo que queda del equipo, para celebrarlo, con unas cervezas y una enorme "hamburger" en Thamel, el gueto del viajero.







4 comentarios:

  1. Joder amiguetes, vaya trek guapo. Casi se me sale el corazon del pecho brother. Que bonitas fotos..Un beso y seguir disfrutando. Como mola la montaña.. Ciao.

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  2. Queridos míos: que angustias hemos pasado es este trek. A ver si os buscáis otras excursiones más sencillas para mayores de 70. Tantas subidas, tantas bajadas, tantas lluvias y riadas, desprendimientos, puentes que desaparecen y baches, casi me da un infarto en el último tramo.
    ¡Jo…, como lo estáis pasando! ¿Sentís el cansancio? ¿O ya no sentís ni cansancio ni nada? ¿Tenéis ganas de volver? Me parece que esto hace adicción.
    Tía.

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  3. Fontechas, la montaña mola mas cuando se ve desde fuera del autobús.
    Tía, si suboeras y bajaros tanto como nosotros a lo mejor no te pasarían algunas cosas. Muac.

    Gracias y besos a todos.

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  4. hola gustafo y martita se os ve q estais disfrutando pasarlo bien dos besos desde mostoles

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