martes, 8 de noviembre de 2011

El otro sudeste



50 km en pedazo de tuck tuck por una pista de tierra, para abandonar Laos y dirigirnos a Tailandia.








Esta vez la frontera es de esas que gustan, de las que te esperas encontrar por estos países, con comercio de mercancías a ambos lados y tráfico constante de personas cargadas hasta los topes.
En el lado laosiano una simple caseta y una valla delimitan el Estado, y en el lado tailandés un poco más, un pórtico parecido a un wat te recibe.










Dos nuevos sellos en el pasaporte, uno dice adiós y el otro te da la bienvenida. Atrás la paz y la calma y delante el país de la sonrisa, cosa que hemos podido comprobar rápidamente.
Tailandia, más preparada, más cosmopólita, mas globalizada, también del sudeste asiático, pero de otro sudeste, del rico. Se nota nada más entrar, y eso que esta es una de las zonas más remotas. Carreteras de montaña perfectamente asfaltadas y autobuses y minivan en toda regla, buenos coches y un montón de pickups. Hemos visto más en tres horas de viaje hasta Nan que en Laos en un mes.
La verdad es que Nan no es lo que esperábamos, en Laos lo más parecido a una ciudad es Vientiane, y aquí lo más parecido a un pueblo es una pequeña ciudad, salvando las diferencias. Hay que cambiar el chip y disfrutar de cómo es esto y de lo que te ofrece. Otra vez mas una simple línea en el mapa separa dos mundos muy distintos unidos por una misma religión.





Lo mejor de Nan la compañía, como tantas veces. La compañía hace que un sitio se transforme y lo recuerdes de otra manera.
Aquí nos hemos encontrado con antiguos conocidos de viaje, Amir y Kate, él iraní y ella inglesa, con los que hemos coincidido más de una vez en Laos, menudo ritmo bueno llevan, viajar, viajar y mas viajar, a veces paran unos seis mese para currar un poco y seguir viajando, y ya no son unos niños, yo de mayor quiero ser como ellos. También con Bianca y Florián, con ellos también estuvimos en la última etapa en Laos, estos fueron los del postre austriaco. Se han venido desde Austria en un defender en el que Florian se ha currado él solito esta pedazo de caravana, este tío es un máquina, digno del mejor Fontecha.
Con ellos hemos pasado estos días aquí, compartiendo cena y batidos de frutas y ice coffee, riquísimos por estos lares y un montón de risas.






Mañana todos con destinos distintos, así que nos separaremos, para seguro volvernos a encontrar en algún sitio. Estos ya están fichados en “Gente en el camino”. Qué difícil es estar solos jejejeje...
Como curiosidad, un montón de tíos remando al unísono en botes súper estrechos en los que parece imposible no volcar, dándose gritos de aliento en carreras que se realizan para celebrar el festival de Nan, con cheerleaders, speaker y toda la parafernalia.


 
 





2 comentarios:

  1. Holas chicos, hace mucho que no os escribo nada por aqui, me seguis dando mucha envidia, sobre todo por el calor.
    Oye cuñao desde aqui parece que la mochila de mi hermana es mas grande y pesa mas, no tengas morro, je je je.
    Muchos besos

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  2. No,no lo parece, lo es. No pretenderas que cargue yo con el muerto ese que tiene por maleta, dejala, vas a ver que espaldas se le ponen, besitos

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